Cincuenta sombras de Freud. Laberintos del amor y el sexo
Constanza MichelsonLa historia de Alejo la definen al menos dos despechos; aunque de distinta índole, rencores al fin y al cabo. El primero es profesional: demostrando grandes cualidades en el ejército español del que formaba parte en la juventud, le fue rechazado el ascenso a oficial, dada su condición de mestizo. Desprecio que lo lleva a desertar y unirse a la huestes mapuche —la otra mitad de su sangre— para así poder vengarse, entre otras cosas, de quienes no lo reconocieron.
En su nueva alianza encontró la aceptación que antes no. Fue el primer toqui mestizo, alcanzando tal posición gracias a sus dotes y al empuje nuevo que dio a las tropas. A no mucho andar, su reputación de guerra llegó también a sus enemigos.
Pero esta carrera heroica termina de forma prematura por un segundo despecho.
Dos de sus esposas mapuche le quitan la vida, en un arranque de celos, causados por la preferencia que el mestizo mostraba por las mujeres españolas capturadas en sus lides.